Es Historia: Josefina Castellví Piulachs

Josefina Castellví. Foto cedida por Delegación CSIC en Cataluña

Bióloga marina. Primera mujer directora de la Base Antártica Juan Carlos I

Autor
Redacción Ambienta

Josefina Castellví nació en Barcelona el 1 de julio de 1935, y es oceanógrafa, bióloga marina y escritora.

Josefina —Pepita para los amigos y compañeros— tuvo la suerte de tener un padre feminista. Médico de profesión, se empeñó en que sus hijas estudiaran una carrera universitaria, un deseo muy infrecuente en la España de los años 50, en la que las señoritas de buena familia aspiraban a casarse, tener hijos y, si acaso, tocar un poquito el piano y bordar primorosamente. Sin embargo el doctor Castellví no quería que sus hijas tuvieran que depender de un hombre, sino tener una profesión para poder ser independientes.

Y Josefina decidió, desde luego, ser independiente. Nunca eligió casarse, tener hijos, ni tocar el piano, y ni siquiera ser maestra o enfermera —profesiones aceptadas para las mujeres de la época— sino compartir con su padre el entusiasmo por las Ciencias. Estudió Biología en la Universidad de Barcelona y como buena mediterránea se inclinó por lo marino, a pesar de que su intención de especializarse en flora bacteriana marina la llevó muy lejos del mar, a París, a la Sorbona, donde pudo cursar lo que quería ya que en España no existía esa especialidad.

Se licenció en 1960 con Premio Extraordinario y enseguida empezó a trabajar en el Instituto de Ciencias del Mar, que entonces se llamaba Instituto de Investigaciones Pesqueras y del que, años más tarde, llegaría a ser directora.

Cuando regresó a Barcelona decidió continuar con su investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Primero, haciendo experimentos en el laboratorio, ya que por aquel entonces España carecía de buques oceanográficos y batiscafos para explorar racionalmente y de manera directa los mares. Después, a partir de 1971, cuando los científicos dispusieron del primer buque oceanográfico español para sus investigaciones, Josefina Castellví pudo hacer su trabajo desde el mar, donde estaban los objetos de estudio y donde podía analizar cómo se comportaban en medio de las corrientes marinas.

Nunca eligió casarse, tener hijos, ni tocar el piano, y ni siquiera ser maestra o enfermera —profesiones aceptadas para las mujeres de la época— sino compartir con su padre el entusiasmo por las Ciencias

Su pasión por el estudio de bacterias en condiciones de ambientes extremos la llevó a interesarse por el continente antártico y, en 1984, se convirtió en la primera mujer española que participaba en una expedición internacional en tierras heladas. En aquellos años se pensaba que las mujeres no estaban preparadas físicamente para aguantar condiciones tan extremas, aunque ella siempre se encontró muy bien en la Antártida y opina que los lugares no son para hombres ni para mujeres, sino para aquellos que consiguen adaptarse.

Al principio se sintió discriminada porque siempre la dejaban en tierra en el laboratorio cuando salían de expedición para buscar muestras, y no la dejaban ir con los hombres. Consiguió, rogando, que la dejaran ir solo una vez con los científicos, argumentando que necesitaba conocer para su tesis doctoral cómo era el lugar donde se recogían las muestras. Ya no volvió a rogar. En la siguiente expedición, lo preparó todo y se subió al barco sin pedir nunca más permiso al director.

En 1986, cuatro científicos catalanes, Agustí Julià, Joan Rovira, Josefina Castellví y Antoni Ballester consiguieron llegar a la Antártida con el proyecto de plantar su tienda de campaña en la isla Decepción para forzar al Estado español a vincularse al tratado antártico, lo que acabaría sucediendo en 1988, y poner una base. El líder de la expedición, el doctor Antoni Ballester, sufrió un ictus que llevó a Josefina Castellví a coger el relevo y dirigir la pequeña instalación en una época en donde los recursos eran bastante limitados para el programa antártico. Fue así como se convirtió en la primera mujer jefa de una base en la historia de la investigación antártica internacional.

Después de vivir unos años en Madrid, donde se había encargado desde 1989 del Programa Nacional de Investigación Antártica, en 1995 Josefina Castellví regresó a Barcelona para dirigir el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC. Durante toda su vida laboral, compaginó su labor investigadora con las conferencias para divulgarla y con la escritura de libros, entre los que destaca el que lleva por título Yo he vivido en la Antártida, publicado en 1996.

En un homenaje del CSIC en 2019, Castellví relató que la primera vez que visitó la base antártica de Chile, tuvo que esperar un buen rato para poder hablar con el director, que estaba reunido. Cuando vio que su encuentro había finalizado y se levantó, el director le dijo: “Siéntese y espere, que tengo que recibir al director de la base Juan Carlos I” y ella respondió: “Es que el director de la base española soy yo”. Para concluir aquel homenaje, el CSIC inauguró una placa con su nombre que preside un aula con vistas al mar, el gran amor de Castellví.

Su pasión por el estudio de bacterias en ambientes extremos la llevó a interesarse por el continente antártico y, en 1984, se convirtió en la primera mujer española que participaba en una expedición internacional en tierras heladas

Reunión en 2005 de delegados institucionales del CSIC en Cataluña desde 1984 a 2000. Castellví fue la primera delegada de 1984 a 1988.

Foto: Delegación del CSIC en Cataluña

Tras su jubilación volcó su entusiasmo en el encaje de bolillos —su grupo de encajeras se encargó del mantel del altar mayor de la Sagrada Familia—, en la jardinería (en una casa en el Pirineo) y en viajar. Pero las fotos colgadas en la pared de casa y su colección de pingüinos en miniatura muestran su pasión y su gran aventura vital. Por ello y por la nostalgia, Josefina decidió volver a la Antártida cuando el cineasta Albert Solé se cruzó en la vida de esta activa jubilada. El director se entusiasmó con el relato de cómo llegaron a la Antártida y lo convirtió en un documental: Los recuerdos del hielo.

Josefina Castellví ha publicado más de setenta trabajos científicos y ha participado en 36 campañas oceanográficas.

En 1994 recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Barcelona y en 2003 recibió la Cruz de San Jorge. En 2007 fue la encargada de realizar el pregón de las Fiestas de la Mercè, con un discurso en el que reivindicó una Barcelona más próxima al mar. Desde 2010 fue la presidenta de la Universidad de Verano de Andorra.

El 8 de octubre de 2013 ganó el premio de Cultura de la Generalidad de Cataluña. Además, el 13 de mayo de 2014 fue nombrada catalana del año. Al recibir este galardón la bióloga recordó que cuando empezó su carrera en los años sesenta, las tareas de las mujeres en los laboratorios eran únicamente “limpiar tubos y hacer facturas, pero nunca ser científicas”.

El 5 de marzo de 2015 recibió la Medalla August Pi i Sunyer de la Facultad de Medicina de la UB, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. La investigadora Josefina Castellví fue la primera mujer en recibir esta distinción.