Bandada de flamencos sobre las salinas en la RB de Cabo de Gata-Níjar (Andalucía) © J.M. López Martos. (CAGPDS)
Bandada de flamencos sobre las salinas en la RB de Cabo de Gata-Níjar (Andalucía) © J.M. López Martos. (CAGPDS)
Natalia Beltrán Díaz, Virginia Estévez Adán y Francisco José Cantos Mengs
En 1968 tuvo lugar en París la Conferencia Intergubernamental de Expertos sobre las Bases Científicas de la Utilización Racional y la Conservación de los Recursos de la Biosfera. Siguiendo las recomendaciones de esta reunión, durante la 16ª Conferencia General de la UNESCO de 1970 se aprobó la Resolución 2316 para iniciar un programa interdisciplinario, a largo plazo, sobre el hombre y la biosfera ‘Programa MaB’, para estudiar en conjunto la estructura y funcionamiento de la biosfera y sus regiones ecológicas.
En la Asamblea General de la UNESCO celebrada del 9 al 19 de noviembre de 1971, durante la 1ª reunión del Consejo Internacional de Coordinación del MaB (CIC), los representantes de los Estados y las organizaciones internacionales definieron los contenidos del ‘Programa MaB’, los medios y estructuras necesarios para aplicarlos, su relación con otros programas científicos internacionales similares y los órganos subsidiarios de apoyo a los proyectos. Posteriormente, esta propuesta fue presentada por la UNESCO, para su aceptación, ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano, en 1972.
El Programa MaB es un programa intergubernamental, cuya finalidad es establecer una base científica para mejorar la relación entre los seres humanos y el medio ambiente, conjugando la aplicación práctica de las ciencias exactas y naturales con las ciencias sociales, la economía y la educación.
Esta idea original fue evolucionando y se materializó en la creación de la figura de ‘Reserva de la Biosfera’, que no es otra cosa que laboratorios en los que se impulsan soluciones basadas en la naturaleza para el desarrollo sostenible. En ellas se armonizan la conservación de la diversidad biológica y cultural y el desarrollo económico y social, a través de la relación de las personas con la naturaleza. Se constituyen sobre zonas ecológicamente representativas o de valor único, en ambientes terrestres, costeros y marinos, y en las cuales la integración de la población humana y sus actividades con la conservación es esencial. Asimismo, deben cumplir tres funciones básicas: conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas que albergan; desarrollo socioeconómico de la población y función logística de apoyo a la gestión.
El conjunto de estos espacios ha dado lugar a la Red Mundial de Reservas de Biosfera (RMRB), que actualmente comprende 727 sitios en 131 países, incluidos 22 sitios transfronterizos que, en conjunto, ocupan una superficie similar a la de Australia. En ellos se fomentan el intercambio de conocimientos, la investigación y el seguimiento, la educación, la formación y la participación en la gestión. La creación del Programa MaB supuso la apertura de un nuevo enfoque de la conservación de la Naturaleza. Para hacer viable la conservación, proponía mejorar las relaciones entre las personas y su medio ambiente, armonizando la conservación con el desarrollo. Fue una novedad que un programa ambiental pusiera el foco de atención en las relaciones entre el medio ambiente y las personas.
En los años setenta la conservación de la biodiversidad se concebía como una actividad excluyente de la presencia humana. Las primeras reservas de biosfera declaradas en 1976 y en los años siguientes pusieron de manifiesto que, a pesar de la definición, la figura de reserva de biosfera se empezó a aplicar con mentalidad de área protegida. La función de conservación predominaba, pero esta idea cambiaría con el tiempo.
La evolución del Programa MaB y su RMRB se ha articulado a través de reuniones internacionales. En 1974 se reunió un grupo de trabajo y, en 1984, se celebró en Minsk (Bielorrusia), el primer Congreso Internacional de Reservas de Biosfera, en el que se elaboró el primer Plan de Acción.
Una segunda Conferencia Internacional sobre Reservas de la Biosfera tuvo lugar en Sevilla (España) en 1995, marcando el comienzo de una nueva era para la RMRB. En esta reunión se aprobaron la Estrategia de Sevilla y el Marco Estatutario de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera. Ambos documentos fueron aprobados por la Conferencia General de la UNESCO en 1995. La Estrategia de Sevilla señalaba como reto inmediato la puesta en práctica de modelos de desarrollo sostenible en las reservas de la biosfera. Junto con ella, el Marco Estatutario de la RMRB recogía la definición, sus funciones, criterios, procedimientos de designación, herramientas de aplicación práctica, redes, etc. Se exigía, por primera vez, la presencia de personas y la existencia de una “Zona de transición“ en las reservas de la biosfera, en la que se llevara a cabo el desarrollo sostenible. Este acontecimiento sería clave en el recorrido hacia la aplicación integral de los conceptos reserva de la biosfera y desarrollo sostenible. Fue un paso revolucionario con el que el Programa Mab se anticiparía cincuenta años a la visión actual de la conservación de la biodiversidad y a la relación de los habitantes con los espacios naturales protegidos.
En esta Conferencia también se recogió la necesidad de fortalecer las redes regionales y temáticas de reservas de la biosfera como componentes de la RMRB. Así, surgirán redes regionales como la Red de Comités Nacionales MaB y Reservas de la Biosfera de Iberoamérica y El Caribe (IberoMaB) y EuroMaB, integrada por los comités nacionales, puntos focales y reservas de la biosfera de Europa, EE. UU. y Canadá; entre otras.
El ‘Plan de Acción de Madrid‘, elaborado en 2008 durante el III Congreso Mundial de Reservas de la Biosfera, marcó la estrategia del Programa MaB para el periodo comprendido entre 2008 y 2013 y señaló la necesidad de que las reservas de biosfera afrontaran la aplicación de políticas contra el cambio climático, la creciente urbanización, la pobreza y la desertificación.
Posteriormente, en 2015, se aprobó la nueva Estrategia del Programa MaB (2015-2025) y, en marzo de 2016, se celebró el IV Congreso Mundial de Reservas de la Biosfera en Lima (Perú), en el que se aprobó el Plan de Acción de Lima 2016-2025 (PAL). El objetivo principal del PAL es orientar el Programa MaB y la RMRB hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Estrategia 2030, aprobada por Naciones Unidas en 2015.
La evolución del Programa MaB y su RMRB se ha articulado a través de reuniones internacionales. En 1974 se reunió un grupo de trabajo y, en 1984, se celebró en Minsk (Bielorrusia), el primer Congreso Internacional de Reservas de Biosfera, en el que se elaboró el primer Plan de Acción.
Una segunda Conferencia Internacional sobre Reservas de la Biosfera tuvo lugar en Sevilla (España) en 1995, marcando el comienzo de una nueva era para la RMRB. En esta reunión se aprobaron la Estrategia de Sevilla y el Marco Estatutario de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera. Ambos documentos fueron aprobados por la Conferencia General de la UNESCO en 1995. La Estrategia de Sevilla señalaba como reto inmediato la puesta en práctica de modelos de desarrollo sostenible en las reservas de la biosfera. Junto con ella, el Marco Estatutario de la RMRB recogía la definición, sus funciones, criterios, procedimientos de designación, herramientas de aplicación práctica, redes, etc. Se exigía, por primera vez, la presencia de personas y la existencia de una “Zona de transición“ en las reservas de la biosfera, en la que se llevara a cabo el desarrollo sostenible. Este acontecimiento sería clave en el recorrido hacia la aplicación integral de los conceptos reserva de la biosfera y desarrollo sostenible. Fue un paso revolucionario con el que el Programa Mab se anticiparía cincuenta años a la visión actual de la conservación de la biodiversidad y a la relación de los habitantes con los espacios naturales protegidos.
En esta Conferencia también se recogió la necesidad de fortalecer las redes regionales y temáticas de reservas de la biosfera como componentes de la RMRB. Así, surgirán redes regionales como la Red de Comités Nacionales MaB y Reservas de la Biosfera de Iberoamérica y El Caribe (IberoMaB) y EuroMaB, integrada por los comités nacionales, puntos focales y reservas de la biosfera de Europa, EE. UU. y Canadá; entre otras.
El programa MaB cumple en 2021 medio siglo. Sede de la UNESCO (París, Francia) © I. Marín
Congreso Mundial de Reservas de la Biosfera, Madrid, 2008 © Secretaría del Comité MaB Español
El ‘Plan de Acción de Madrid‘, elaborado en 2008 durante el III Congreso Mundial de Reservas de la Biosfera, marcó la estrategia del Programa MaB para el periodo comprendido entre 2008 y 2013 y señaló la necesidad de que las reservas de biosfera afrontaran la aplicación de políticas contra el cambio climático, la creciente urbanización, la pobreza y la desertificación.
Posteriormente, en 2015, se aprobó la nueva Estrategia del Programa MaB (2015-2025) y, en marzo de 2016, se celebró el IV Congreso Mundial de Reservas de la Biosfera en Lima (Perú), en el que se aprobó el Plan de Acción de Lima 2016-2025 (PAL). El objetivo principal del PAL es orientar el Programa MaB y la RMRB hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Estrategia 2030, aprobada por Naciones Unidas en 2015.
Desde su creación, España siempre ha sido uno de los países más activos en el Programa MaB. En 1977 se declararon las primeras reservas de la biosfera españolas, en concreto la Reserva de la Biosfera de Sierra de Grazalema y la Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñamala.
Actualmente, el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es el encargado de coordinar el desarrollo en España del Programa MaB. Sus funciones se recogen en el Real Decreto 342/2007 de 9 de marzo. Esta norma tambien regula el Comité Español del MaB y sus dos órganos asesores: el Consejo de Gestores de Reservas de Biosfera y el Consejo Científico.
ñola de Reservas de la Biosfera (RERB) constituida por la Ley 42/2007 de 13 de diciembre del Patrimono Natural y la Biodiversidad. A finales de 2021 la RERB está integrada por 53 reservas de la biosfera, de las que cuatro son transfronterizas (tres con Portugal y una con Marruecos). En total ocupan aproximadamente un 12,4% de la superficie del territorio nacional y en ellas viven cerca de dos millones de personas. Asimismo, albergan una gran diversidad de ecosistemas pudiéndose agrupar de la siguiente manera:
• Alta Montaña: Paisajes dominados por riscos y rocas desnudas donde la agricultura no es posible y los árboles no pueden crecer, pero en los que pastores y ganado aprovechan los pastos de altura. En los últimos tiempos, la alta montaña atrae a diversidad de colectivos amantes de la naturaleza. En este grupo se encuentran las Reservas de Picos de Europa, Sierra Nevada y Ordesa-Viñamala.
• Montaña Cantábrica: Estas reservas forman un territorio continuo de este a oeste, donde se cobijan especies emblemáticas como el oso, el urogallo o la liebre del piornal. La orografía, las lluvias frecuentes y la nieve hacen que abunden los bosques caducifolios y cursos fluviales. Aquí se incluyen las Reservas de la Biosfera del Área de Allariz; Ancares Lucenses e Montes de Cervantes, Navia e Becerreá; Ancares Leoneses; Valle de Laciana; Babia; Valles de Omaña y Luna; Alto Bernesga: Los Argüellos; Muniellos: Somiedo; Las Ubiñas-La Mesa; Redes y Ponga.
• Ambiente Mediterráneo: En este grupo se engloban las reservas de la biosfera con paisajes tradicionales de media montaña y escasa productividad. Sus habitantes se han adaptado a ellos ofreciendo a la sociedad un modelo de extraordinario valor en el que conjugan los valores tradicionales con sus aspiraciones de futuro. Aquí encontramos: Montseny, Valles de Leza, Jubera, Cidacos y Alhama; Sierras de Béjar y Francia; Real Sitio de San Ildefonso-ElEspinar; Cuencas Altas de los Ríos Manzanares, Lozoya y Guadarrama; Sierra del Rincón; Monfragüe; Dehesas de Sierra Morena; Sierra de las Nieves; Sierra de Grazalema; Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas y La Siberia.
• El agua como protagonista: Los ríos y humedales ofrecen paisajes naturales y culturales de gran belleza. En cada caso la gestión se convierte en una experiencia única. Se trata de espacios de gran valor ecológico y paisajístico que atraen al ser humano por su riqueza. El reto es compatibilizar las actuaciones humanas con la conservación de la naturaleza y las tradiciones culturales asociadas al agua. Aquí están: Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo; Río Eo, Oscos y Terras de Burón; Terras do Miño; La Ribeira Sacra e Serras do Oribio e Courel, Urdaibai, Valle del Cabriel, Terres de l’Ebre, Alto Turia, La Mancha Húmeda, Doñana y Marismas del Odiel.
En los ecosistemas más aridos se ha desarrollado una fauna y flora muy especial adaptada a la escasez de agua. Los habitantes de estos espacios también han ingeniado sistemas para manejarse con los recursos disponibles. Las Bárdenas Reales y Cabo de Gata-Níjar se encuadran en esta tipología.
• Insulares: Desde el punto de vista de la biodiversidad su aislamiento natural es el crisol que genera la riqueza particular de cada isla. Integrar sus componentes es un reto para su gestión. En este grupo están: El Hierro, La Palma, La Gomera, El Macizo de Anaga, Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura y Menorca.
• Transfronterizas: Son reservas de la biosfera establecidas entre dos o más países para facilitar la integración de la conservación y el desarrollo a ambos lados de las fronteras y para favorecer la cooperación. Contamos con tres fronterizas con Portugal: Gerês-Xurés, Meseta Ibérica, Tajo-Tejo Internacional, y la Intercontinental del Mediterráneo con Marruecos.
Mapa de la Red Española de Reservas de la Biosfera © Secretaría del Comité MaB Español
Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada, Falda del Veleta (Andalucía) © F.J. Cantos. Secretaría del Comité MaB Español
Esqueleto de ballena en Caleta de Fuste © RB Fuerteventura (Canarias)
Castillo de la Yedra en la Reserva de la Biosfera de Cazorla, Segura y Las Villas (Andalucía) © F.J. Cantos. Secretaría del Comité MaB Español
Colmenas protegidas (cortín) en la Reserva de la Biosfera de Muniellos (Asturias) © J.M. Reyero. CENEAM
Al igual que hay gran variedad de reservas de la biosfera, son muchas las iniciativas y proyectos de red que en ellas se desarrollan y son ejemplo de nuevas formas de hacer, de promoción de la sostenibilidad, lucha por la equidad, etc. A continuación se presenta una pequeña muestra de casos exitosos que pueden resultar inspiradores para emprender nuevas sendas de gestión en otros territorios.
El turismo rural tiene que apostar, eso sí, cada vez más, por un producto de calidad, estar atento a los cambios que se están produciendo y se producirán en la demanda, y considerar que el turista rural ya no busca tan sólo un alojamiento peculiar, sino que cada vez es más exigente en la calidad del servicio, la personalidad del establecimiento, la acogida y el trato. Será un consumidor, además, que valorará sobre todo una oferta conjunta de turismo rural, servicios complementarios y actividades en contacto con la naturaleza y el paisaje cultural, las experiencias y el disfrute de los recursos y las actividades asociados al alojamiento. Es por lo tanto crucial que las empresas desarrollen nuevas estrategias de comercialización y que además estén orientadas tanto al cliente nacional como al internacional.
‒ Potenciar la economía rural, la Marca ‘Reservas de la Biosfera Españolas‘
Entre las funciones del OAPN están las de impulsar y coordinar actividades mediante las que España contribuye al Programa MaB, en la promoción del concepto de Reserva de la Biosfera. Su principal objetivo es alcanzar un compromiso real entre: administraciones, empresas, habitantes y actores económicos y sociales del territorio para conservar el patrimonio natural y cultural, a la vez que se promueven modelos innovadores para conseguir la implantación del concepto de sostenibilidad en los procesos económicos.
Esto se consigue desde una doble vertiente. Por un lado, es preciso difundir el concepto de Reserva de la Biosfera entre el público en general y, por otro, es necesario implicar a los habitantes de las propias reservas de la biosfera. Que la población local se apropie del concepto redunda en su beneficio y en el del territorio, a través de la gestión participativa y la incorporación de la sostenibilidad en los diferentes sectores económicos y productivos. Esta actitud en la producción es cada vez más demandada por los consumidores en aras de la consecución de los retos ambientales.
En este contexto, la creación de la marca ‘Reservas de la Biosfera Españolas’ es una de las acciones con más impacto potencial sobre la economía de estos territorios. Esta marca destaca y diferencia determinados productos agroalimentarios, artesanales y servicios turísticos de las reservas de la biosfera, que contribuyan a cumplir con las funciones básicas de conservación, desarrollo y apoyo logístico de las mismas. La concesión de licencia para su uso exige determinados requerimientos, que miden el carácter sostenible del producto o servicio que se ofrece.
En junio de 2018 el OAPN entregó los primeros certificados de autorización de uso de la marca ‘Reservas de la Biosfera Españolas’ a empresas y productos de la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo: mermeladas de Acastrexa, patatas y cebollas Daterra do País y plantas aromáticas de Orballo Innovaciones Forestales S.L.; desde entonces, la demanda de esta marca a seguido creciendo incorporando nuevas empresas y productos.
Para activar la economía de estos territorios es necesario fomentar el consumo y la demanda de estos productos. Las economías verdes y circulares pueden ser más eficaces si se basan, como es el caso de las reservas de la biosfera, en productos y servicios de calidad contrastada. Cuando los consumidores eligen productos con la marca ‘Reservas de la Biosfera Españolas’, además de adquirir productos de calidad, generar puestos de trabajo en el medio rural y luchar contra la despoblación, están contribuyendo a mantener un modelo de desarrollo territorial basado en la participación, la sostenibilidad y la conservación de la biodiversidad, de los paisajes y de las prácticas tradicionales.
‒ Promoción del consumo de proximidad
Desde 2014 se está desarrollando en Galicia el ‘Plan Alimentario de la Reserva de Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras Do Mandeo’, que ha puesto en marcha una estrategia alimentaria para estimular la producción, transformación y consumo de productos locales y su puesta en valor a través de la Marca de Calidad ‘Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas’, que ayude a desarrollar los circuitos cortos como estrategia de comercialización.
Históricamente, los municipios de esta reserva de la biosfera han sido la huerta de la ciudad de A Coruña y núcleos próximos. La calidad de los suelos, su clima templado y su posición estratégica han condicionado la orientación del agro hacia unas producciones características y de calidad. No obstante, desde hace años hay un proceso de abandono de las actividades agrarias que, entre otras consecuencias, lleva al abandono de tierras y a una demanda creciente de productos agroalimentarios que no puede cubrirse desde el propio territorio. A ello se añaden las dificultades de comercialización de los productos por la competencia del mercado.
La creación de una ‘Bolsa de Tierras de la Reserva de Biosfera’ ha facilitado el contacto entre propietarios y emprendedores y se han creado también dos ‘Viveros para el emprendimiento agrario’, dirigidos a personas que se inician en esta actividad y a las que desde esta reserva se presta acompañamiento y asesoramiento técnico.
En todo este proceso se considera esencial la visibilidad otorgada por la marca ‘Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo’ como distintivo que reconoce a los productores agroalimentarios del territorio que ofrecen valores acordes con el espacio. Actualmente hay 24 explotaciones adheridas a esta marca, algunas de las cuales ya han solicitado la marca nacional.
Productos agroalimentarios acogidos a las marcas “Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo” (Galicia) y “Reservas de la Biosfera Españolas” © F.J. Cantos. Secretaría del Comité MaB Español
‒ En busca de la igualdad de género
’Les dones del Montseny aprenem juntes’ (Las mujeres del Montseny aprendemos juntas) es un ilusionante proyecto desarrollado por la Reserva de la Biosfera del Montseny. En aplicación de su ‘Plan de Igualdad de Género y Desarrollo Rural Sostenible’ han diseñado talleres de empoderamiento dirigidos a mujeres que se plantean, como un proceso de aprendizaje, técnicas de transformación artesanal de la lana y otros productos naturales, tradicionales y de proximidad (cremas y ungüentos, tintes naturales, jabones, creaciones cerámicas, técnicas culinarias, entre otros), de la mano de artesanas de la zona que, mediante dinámicas de grupo favorecen la construcción de redes de relación y apoyo mutuo.
El proyecto se inició en 2018 y cuenta ya con dos ediciones, que han permitido la participación de 113 mujeres de 24 municipios. Los talleres han evidenciado la necesidad de disponer de espacios de encuentro y ambientes de confianza donde fortalecer vínculos y empatías, especialmente en un territorio geográficamente complicado como es el Montseny. Se ha acompañado a las mujeres a reconocer y valorar las propias capacidades y la importancia y la fuerza del grupo.
‒ Formar a los jóvenes en el desarrollo sostenible
‘EducaRBALE’ Es un proyecto educativo de la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses (RBALE) que, mediante una sencilla unidad didáctica difunde la filosofía de trabajo de las reservas de la biosfera, además de acercar a los alumnos al descubrimiento del patrimonio natural y cultural de su propio territorio que antes desconocían.
En las ediciones 2018 y 2019 el proyecto se realizó con estudiantes de primaria y secundaria, con un concurso de dibujo. En 2020 el proyecto tuvo que ser aplazado por la pandemia pero, en 2021, se han diseñado un vídeo y un cuestionario en línea que se acompañan de un folleto informativo y material de la RBALE. Este año, gracias a la donación de árboles autóctonos de Ciuden Vivero, los ganadores podrán realizar una plantación con sus maestros.
La formación también se extiende a otros colectivos como sucede en la, también leonesa, Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna, que inició en 2018 una experiencia de ciencia ciudadana de seguimiento de lepidópteros, involucrando a personas de un territorio muy despoblado y que ha incrementado la implicación de la sociedad civil en el día a día de esta Reserva de la Biosfera.
‒ Tras el cumplimiento de los ODS de la Agenda 2030
La ‘Estrategia Menorca 2030’ es una Hoja de Ruta para Descarbonizar el Sistema Energético de la Isla desde la situación, en 2019, hasta alcanzar un modelo basado en renovables. El documento cuenta con el consenso de toda la sociedad menorquina y recibe el apoyo de instituciones locales, regionales, estatales y europeas. La implantación de esta Estrategia es transversal e incumbe a todos los sectores sociales, económicos y políticos de la isla con medidas para implantar renovables, reducir el consumo energético y aumentar la eficiencia en varios sectores (residencial, servicios, industrial, movilidad, administración pública y sector primario).
Su objetivo global es reducir para 2030, en un 50%, las emisiones de CO2 con respecto a 1990; para ello pretende ser un plan integral de descarbonización que moviliza financiación, apoyo técnico, cambios normativos y constituye una guía para la toma de decisiones en los sectores público y privado. Establece un calendario con tres grandes hitos: en 2020 planea cubrir el 20 % de la demanda eléctrica con renovables, en 2025 el 35 % y, para 2030, realizar el gran salto hasta el 85 % de cobertura de la demanda eléctrica procedente de renovables.
La ‘Estrategia Menorca 2030’ se inscribe en el conjunto de acciones para la descarbonización que se están realizando a nivel nacional y europeo para mitigar los efectos del cambio climático y promover la transición energética en islas de la Unión Europea. Menorca se convirtió en 2019 en la primera isla europea en contar con una estrategia aprobada para acometer la transición energética, si bien otras reservas de la biosfera españolas, como la isla de El Hierro, trabajan hace años con este objetivo.
‒ Investigar para prevenir el despoblamiento
El despoblamiento del medio rural, por sus importantes implicaciones, define uno de los primitivos del Programa MaB en España para “atraer y fijar población en los territorios”. Este problema afecta a más de la mitad de las reservas de la biosfera españolas. La trascendencia del problema se percibió hace tiempo como una realidad incuestionable y una clara amenaza para la conservación de la biodiversidad, el paisaje y el logro de los objetivos de bienestar social, convirtiéndose en uno de los principales ejes de estudio de la Red.
Los estudios realizados en la RERB dirigidos en 2020 por el miembro del Consejo Científico del Comité Español MaB, Pedro Reques, de la Universidad de Cantabria, concluyen que en las condiciones actuales el fenómeno de la despoblación rural puede mitigarse en algunas regiones, especialmente en aquellas más próximas a grandes áreas urbanas. Para ello, es preciso aumentar la resiliencia de los espacios tanto a nivel territorial, como socio-demográfico y económico.
Entre las respuestas identificadas cabe destacar el fomento de la conciencia y participación de los agentes sociales, en colaboración con el Estado y las Comunidades Autónomas, en la definición de modelos de ordenación y gestión del territorio. Esto precisa de la alineación de distintas esferas del desarrollo territorial: la esfera académico-científica, la técnica, la política y la de los agentes sociales y económicos, pensando siempre globalmente, y actuando localmente. Los procesos participativos han demostrado su potencial en muchas reservas y siguen mostrándose en la actual proliferación de proyectos liderados por diferentes colectivos entre los que recientemente destacan nuevas movilizaciones por parte de jóvenes o de mujeres, entre otros.
Mujeres participando en un taller de igualdad en la RB del Montseny (Cataluña) © Laia Aguilá. Programa de descarbonización del sistema energético de Menorca (Baleares) © Carles Mascaró. RB Menorca
La Red Española de Reservas de la Biosfera, con sus 53 espacios repartidos por todo el territorio nacional, es la imagen visible de una decidida apuesta por la sostenibilidad surgida desde los territorios y que va cobrando fuerza año tras año. Son varios los retos que las reservas de la biosfera afrontan en estos tiempos y, aunque las condiciones varían considerablemente de unas a otras, hay circunstancias comunes a muchas de ellas que constituyen un factor significativo en sus características.
El arraigo progresivo en la sociedad de la filosofía de la “sostenibilidad” que fomenta el Programa MaB requiere de acciones prolongadas, de visiones a medio y largo plazo difícilmente articulables mediante acciones puntuales. Uno de los escollos más frecuentes es la escasa disponibilidad presupuestaria, tanto para realizar actuaciones como para establecer equipos técnicos estables de gestión en las reservas de la biosfera.
La transferencia de conocimiento, en boga en los últimos tiempos, es una realidad consolidada en la RERB, que desde hace muchos años es la base de su funcionamiento. Como gran fortaleza de la RERB se configura en este sentido el Consejo de Gestores, órgano legalmente establecido que facilita el trabajo en red, da voz a la gestión en el Comité Español del MaB y fomenta el diálogo.
La transferencia de conocimiento, en boga en los últimos tiempos, es una realidad consolidada en la RERB, que desde hace muchos años es la base de su funcionamiento. Como gran fortaleza de la RERB se configura en este sentido el Consejo de Gestores, órgano legalmente establecido que facilita el trabajo en red, da voz a la gestión en el Comité Español del MaB y fomenta el diálogo.
Ciencia ciudadana en la RB de Omaña y Luna: seguimiento de lepidópteros. Chupaleches (Iphiclides feisthame lii) © P. P. Calvo
Otro punto fuerte de la RERB es la existencia del Consejo Científico, que introduce el rigor de la Academia y la investigación para la gestión de las Reservas de la Biosfera, facilitando asesoramiento y capacidad de análisis, para que la toma de decisiones se asiente sobre bases sólidas y contrastadas.
Con todo ello podemos decir, sin lugar a equivocarnos, que España es un modelo a seguir a nivel mundial en el desarrollo del Programa MaB de la UNESCO. A pesar de las dificultades y puntos a mejorar, somos líderes en número de reservas de la biosfera, tenemos un Comité MaB que representa todos los intereses del Programa y hemos integrado a las reservas de la biosfera en nuestra normativa sobre espacios protegidos. La coordinación del Programa MaB, desde el Organismo Autónomo Parques Nacionales del MITERD, garantiza el rigor y la gobernanza del Programa, así como el funcionamiento de la RERB y la participación en las redes internacionales en las que integra España.
El contexto actual de la pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifiesto la interdependencia planetaria y lo dramática que puede ser la ruptura del vínculo con la biodiversidad. Con este 50 Aniversario del Programa MaB estamos ante una oportunidad extraordinaria para movilizar a la sociedad a sensibilizarse con los valores de un nuevo mundo más respetuoso con la naturaleza. Las reservas de la biosfera son espacios de gran valor que contribuyen en gran medida al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la Organización de Naciones Unidas en 2015 y en los que se evidencia que es necesario vivir en armonía con el planeta. Hagamos pues de la sostenibilidad un modo de vida y de la Red de Reservas de la Biosfera Españolas una valiosa herramienta para lograrlo.