Creciente concienciación ciudadana frente al cambio climático

La adolescente Greta Thunberg se ha convertido en un icono del movimiento juvenil en demanda de la acción climática

Álvaro Rodríguez de Sanabria

Coordinador general en España de The Climate Reality Project

Hace más de 40 años que el mundo científico comenzó a alertar del riesgo que suponía el provocar un cambio climático, como consecuencia del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico, principalmente por la quema continua y creciente de combustibles de origen fósil (carbón, petróleo y metano, también denominado gas natural). Ya en la cumbre de Río de 1992 el cambio climático se señalaba como una de las grandes amenazas para el planeta y, de hecho, se instaba a los diferentes gobiernos del mundo a tomar medidas para frenar lo antes posible estas emisiones.

Algunos tímidos pasos se dieron en la década de los 90 con el desarrollo del llamado Protocolo de Kioto, pero lo cierto es que solamente unos pocos países tomaron medidas para frenar sus emisiones. Además, esos países no estaban entre los mayores emisores del planeta. El siglo XXI se inició con varios intentos infructuosos de limitar de forma efectiva las emisiones. Hubo muchas buenas palabras, pero lo cierto es que las emisiones globales no dejaron de aumentar.

Es en la primera década de este siglo, en la que había sido vicepresidente de los Estados Unidos y tras su muy discutida derrota ante George Bush hijo en las presidenciales de 2000, Al Gore comenzó a dedicar todo su tiempo a compartir una explicación mucho más cercana y comprensible de la crisis climática. Su primera película, “Una Verdad Incómoda”, ganadora de un Oscar, supuso un sonoro aldabonazo en la conciencia de todo el planeta. Fue en esos años cuando Gore funda The Climate Project (más tarde renombrado como The Climate Reality Project) como organización de voluntarios –formados por él mismo en persona– para que multiplicasen el número de conferencias y presentaciones explicando la necesidad de actuar para frenar el cambio climático. Hoy en día son ya más de 40 000 los líderes climáticos que, de forma gratuita, imparten impactantes charlas en empresas, colegios, ayuntamientos, iglesias o vecindarios de todo el planeta.

Sin duda, todo este movimiento con Gore a la cabeza supuso un punto de inflexión en la concienciación tanto ciudadana como política ante la amenaza climática. Por desgracia, la crisis económica de 2008 frenó en seco muchas de las políticas que se iban iniciando en todo el mundo y durante un tiempo pareció que se daba la espalda a este reto porque, como se decía en esos años: “Ahora hay cosas más importantes por las que preocuparse”.

Finalmente, en 2015 y tras varias COP de resultado incierto, pareció verse algo de luz al final del túnel con la El movimiento social impulsado por Al Gore supuso un punto de inflexión en la concienciación tanto ciudadana como política ante la amenaza climática La adolescente Greta Thunberg se ha convertido en un icono del movimiento juvenil en demanda de la acción climática 98 ambienta | nº 130 | diciembre 2021 ambienta | nº 130 | diciembre 2021 99 Creciente concienciación ciudadana frente al cambio climático Creciente concienciación ciudadana frente al cambio climático ratificación del Acuerdo de París por la gran mayoría de los países del mundo y, sobre todo, aquéllos que representaban la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.

No obstante, no podemos ni debemos olvidar que aquella cumbre ya entrañaba un cierto fracaso para la ciencia pues lo máximo que se logró arañar fue un compromiso de neutralidad climática planetaria para 2050 y que la temperatura no subiera más de 2°C con respecto a la era preindustrial. No debemos olvidar que la comunidad científica clamó porque no se superase 1,5°C. En cualquier caso, eso era mejor que nada.

  • El movimiento social impulsado por Al Gore supuso un punto de inflexión en la concienciación tanto ciudadana como política ante la amenaza climática

San Francisco, California. 9 de septiembre de 2020

El negacionismo de Trump

Lo cierto es que la esperanza duró poco y tan sólo unos meses después de la ratificación Estados Unidos, el que por entonces era aún el mayor emisor del planeta (seguido de cerca, eso sí, por China, que lo adelantaría muy poco tiempo después) se “bajaba del barco” al llegar al poder el presidente Donald Trump con visiones acerca de la crisis climáticas rayando el “negacionismo”.

Fue en aquel momento cuando los movimientos sociales, que no obstante ya habían sido activos en anteriores cumbres del clima, comenzaron a ser mucho más visibles. Por un lado, irrumpió un movimiento de niños y jóvenes que, con una muy joven Greta Thumberg a la cabeza, afearon su falta de acción real a los líderes del mundo. Fueron impresionantes las movilizaciones durante esos años en todos los continentes. Este movimiento cristalizó en organizaciones como Fridays for Future, en recuerdo de la huelga climática iniciada por la activista sueca los viernes ante el parlamento de su país, seguidas por otras como Teachers for Future .

Pero también apareció un movimiento más sonoro, retador y, en algunos casos incluso transgresor, como ha sido el de Extintion Rebelion, que con sus performances más que sonadas han llamado la atención de medios, sociedad y comunidad política. En países como el Reino Unido han puesto incluso en jaque a políticos que dudaban si tomar o no medidas de calado.

Al mismo tiempo, en la última década se ha pasado de forma clara de las previsiones climáticas a los fenómenos climáticos; de la predicción climática a la realidad climática. La ciudadanía del mundo ha visto cómo las olas de calor se volvían más largas e intensas, cómo se superaban una y otra vez los records de temperatura en todos los continentes, cómo los huracanes alimentados por un agua más caliente en evaporación se volvían mucho más rápidos y destructivos.

También ha visto cómo las sequías se tornaban más profundas y cómo ante una conjunción de altas temperaturas, mayores vientos y menor cantidad de agua, los incendios alcanzaban cotas nunca antes imaginadas. En los últimos 10 años los grandes incendios han ido destruyendo bosques, casas y cultivos, haciendo al mismo tiempo que el aire de muchas zonas se volviese directamente irrespirable con el consiguiente daño para la salud.

Y algo que no debe pasarse por alto es que en muchos de estos fenómenos gran parte de los damnificados eran los animales que habitaban las zonas arrasadas por el fuego. Especialmente importantes fueron los incendios que en 2019 y 2020 quemaron gran parte de Australia. Millones de animales se vieron afectados cuando no murieron directamente calcinados. Ellos son los mayores afectados por este cambio. De hecho se calcula que en el siglo XXI se extinguirán el 50% de las especies terrestres del planeta.

Los cultivos se han ido norteando y los ciclos agrícolas modificando. Cualquier viticultor da testimonio del cambio climático y cómo afecta de forma tangible a sus cultivos obligándole a adaptarse a la nueva situación.

  • En la última década se ha pasado de forma clara de las previsiones climáticas a los fenómenos climáticos; de la predicción climática a la realidad climática

Madrid, España. 11 de diciembre de 2020

Nueva Delhi, India. 19 de marzo de 2021

Migraciones climáticas

Millones de personas se ven obligados a abandonar sus casas y sus tierras al ver cómo las mismas se vuelven inhabitables o, directamente, son tragadas por unos mares que, a causa de la descongelación de las masas de hielo de glaciares, del continente Antártico o de Groenlandia, suben de nivel.

Estas migraciones masivas desencadenan conflictos que provocan movimientos como el de los refugiados sirios de hace unos años. Obviamente huían de la guerra en su país, pero muchas veces olvidamos que entre 2005 y 2010 una brutal sequía convirtió en desierto el 60% de la tierra fértil siria, obligando a 1,5 millones de personas a migrar a ciudades como Damasco, con las tensiones que eso supuso. No debemos pasar por alto que estos movimientos fueron uno de los principales argumentos que esgrimieron ante la sociedad británica los partidarios del Brexit para acabar finalmente ganando el referéndum de salida de la Unión Europea. Pero ha habido recientemente otros, como la gran columna de refugiados climáticos, que en 2018 partieron desde América Central para tratar de llegar a Estados Unidos. Tras los huracanes Eta y Iota —en esta misma zona— una segunda oleada de migrantes se ha producido en 2021.

Por lo tanto, ha habido una lógica concienciación ciudadana, pues resulta inevitable ver directamente los efectos de la que ya se denomina “emergencia climática”. En el gráfico que contemplamos más arriba podemos ver cómo las catástrofes climáticas se han incrementado de forma muy sustancial en los últimos 40 años, haciéndose especialmente preocupante en la última década. Así, las catástrofes climáticas extremas le han costado a la economía mundial 2,5 billones de dólares en la última década lo que ha supuesto un incremento del 40 % con respecto a la década anterior. Solamente entre Eta e Iota, los dos huracanes que asolaron Centro América hace un año provocaron que Honduras, uno de los países más pobres de la zona, sufriera una caída del 40 % de su PIB.

Pero hay una parte positiva en este cambio de posición de la sociedad ante la amenaza que se cierne. Vemos cómo muchos gobiernos son apelados por su ciudadanía para que tome medidas contundentes que permitan que los objetivos de reducción de emisiones no sean papel mojado.

Refugiados sirios en Tovamik, Croacia. 20 de septiembre de 2015

  • Muchos gobiernos son apelados por su ciudadanía para que tomen medidas contundentes que permitan que se cumplan los objetivos de reducción de emisiones

Asambleas ciudadanas anti emisiones

Países como Reino Unido, Irlanda, Francia y más recientemente España han puesto en marcha las llamadas Asambleas Ciudadanas como una herramienta de escucha a la ciudadanía que pueda permitir que se avance en la dirección necesaria. No obstante, el grado de seriedad y complejidad de dichas asambleas varía mucho de un país a otro y, desgraciadamente, también varía mucho el grado de compromiso de cumplimento y ejecución de las propuestas que de ellas se promulguen.

Pero es admirable observar como cada vez es más frecuente el paso adelante que muchos ciudadanos y ciudadanas están dando, instalando sus propios sistemas de generación de energía renovable o, incluso, creando comunidades que se unen para llevar a cabo inversiones mayores, en instalaciones más grandes, y contribuir a ese cambio de modelo energético. Durante mucho tiempo el país con un mayor desarrollo de los llamados “tejados solares” era Alemania, con su más de un millón frente a los poco más de 10.000 con los que contábamos en España hasta hace 2 años. Pero, la bajada de los costes de instalación a precios más que competitivos unida a la eliminación de leyes que frenaban dicho despliegue ha hecho que en este momento España esté avanzando de forma muy notable precisamente por el compromiso de sus ciudadanos.


Conciencia y movilidad urbana

Son muchos los cambios que se están observando en áreas también como la de la movilidad. Cada vez vemos más personas que optan por un modelo de movilidad menos contaminante como andar o ir en patinete o bicicleta. Esto está llevando a que muchos ayuntamientos se estén planteando los modelos de ciudad, ralentizando la velocidad en ciertas zonas, haciendo otras más accesibles, mejorando la interconexión entre diferentes modos de transporte, pacificando las ciudades y tratando de crear ciudades en las que las personas vivan mejor y respiren un aire menos contaminado. En España ejemplos como el de Sevilla, Pontevedra, Vitoria o Barcelona marcan claramente un movimiento en esa dirección.

Vemos también cómo cada vez más personas a la hora de comprar un coche optan por una opción menos contaminante, ya sea híbrida o incluso directamente eléctrica. Además, todo parece apuntar —a tenor del último estudio de Bloomberg ‘New Energy Finance’ de 2021— a que en dos años los vehículos eléctricos alcanzarán la paridad en precio con los vehículos de combustión. Sin duda eso marcará un antes y un después en el mercado del automóvil. En el caso de España además, y probablemente debido en parte al importante aumento del precio de la energía, son muchas las personas que han recordado aquel viejo lema que decía que “la mejor energía era la que no se consumía” y están mejorando el aislamiento de sus viviendas, cambiando sus electrodomésticos por otros más eficientes o sustituyendo las viejas lámparas halógenas por otras con tecnología led.

El patinete o la bicicleta son opciones de transporte no contaminante. Arriba, tejados solares. Madrid, España. 27 de mayo de 2021

Residuos y economía circular

Otra área en la que estamos siendo testigos de un cambio social es el relacionado con la generación de residuos y la economía circular. Muchos ciudadanos están liderando iniciativas para que se reduzcan los plásticos de un solo uso, se impulsen las iniciativas de reutilización o reparación de productos, se consuman productos de proximidad y más sostenibles. Sin duda, son iniciativas que habrán de abrirse paso poco a poco, pero es claramente perceptible ese vuelco hacia un modelo más sostenible y hacia una mayor concienciación.

Pero no debemos olvidar que la presión que estamos ejerciendo como especie en el planeta es directamente proporcional al creciente número de habitantes del mismo y Estado de la ciencia de atribución para diferentes tipos de extremos. © NAP 2016) por lo tanto debemos también limitar el crecimiento poblacional y estabilizar la población, pues un crecimiento infinito es obviamente imposible en un planeta finito. Así, hay cuatro factores esperanzadores que también apuntan a que esto puede lograrse en este siglo: la educación de las niñas, el empoderamiento de las mujeres, la educación en gestión de la fertilidad y el aumento de las tasas de supervivencia infantil. Esto ha hecho que, en la última proyección, la ONU haya modificado sus previsiones de crecimiento poblacional para 2100 pasando de los 11 000 millones previstos a menos de 9 000, siendo esta variación algo que puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en los objetivos de lucha contra la crisis climática y en el reto de lograr ser neutros en emisiones de gases de efecto invernadero.


El ciudadano empoderado

Tenemos como vemos muchas notas de esperanza, pero no debemos ni por un momento perder el tiempo. Es necesario acelerar el paso, sobre todo de la mano de la ciudadanía, en los países más desarrollados (y también más contaminadores). Como ciudadanos debemos usar nuestra voz haciendo que se nos escuche, nuestro voto haciendo que todos los partidos incluyan la lucha profunda contra el cambio climático en sus programas, nuestro tenedor siendo conscientes del impacto que las decisiones de lo que comemos tienen y nuestra cartera como una forma infalible de mandar al mercado y a las empresas las señales adecuadas para que se alineen en la dirección correcta.

No será fácil, sin duda. Pero merecerá la pena pues nos va la supervivencia de la civilización humana en ello. Y, sobre todo, podremos mirar a los ojos a nuestros hijos e hijas dentro de 20 años para decirles que teníamos las herramientas para luchar contra el cambio climático, sabíamos que debíamos actuar… y logramos reunir la fuerza de voluntad necesaria para tomar las decisiones correctas y lograr revertir la situación. Cualquier otra opción es mejor ni pensarla.